martes, 12 de septiembre de 2017

ADIOS


El Colegio Regional de los Equipos de Nuestra Señora de la Región Noroeste ha decidido refundir los blogs, (León, Palencia-Salamanca y Valladolid) de esta Región, en la página web de la misma y dejar de publicarlos diariamente como hasta ahora habíamos hecho.

Ayer mismo recibimos una llamada de los Responsables Regionales en la que nos indicaban la conveniencia de dejar ya de publicar nuestro blog.

Hoy decimos, no sin cierta tristeza, pues decir adiós es siempre morir un poco,  a un proyecto que nació hace ya más de seis años y en el que diariamente, sin faltar un solo día, ha salido al encuentro de nuestros visitantes y amigos, que nos han honrado con más de cien mil visitas a este medio de difusión de los ENS y del Sector de Palencia y Salamanca.

Iniciábamos la andadura de este blog al hilo de la celebración del cincuenta aniversario del Sector de Palencia, posiblemente el hito más importante de este Sector y quizás de toda la Región y hoy, debido a las órdenes recibidas, lo dejamos aquí para que quien quiera recordar otros tiempos pueda hacerlo.

Gracias a todos cuantos, en alguna o varias ocasiones nos visitasteis, esperamos que este vehículo de difusión de este Sector y del Movimiento os haya ayudado de alguna forma.

Desde ahora podéis seguir la marcha de los Equipos en la página web de la Región Noroeste: http://ensnoroeste.org/ 

Hasta siempre.
J y C


lunes, 11 de septiembre de 2017

Papa Francisco y la Familia: testimoniar a Cristo frente a las divisiones del mundo



            El mundo, desgraciadamente, está marcado por las divisiones y los conflictos, así como por formas graves de pobreza material y espiritual, incluida la explotación de las personas, incluso de niños y ancianos, y espera de los cristianos un testimonio de mutua estima y cooperación fraterna, que haga brillar, ante toda conciencia, el poder y la verdad de la resurrección de Cristo.
El compromiso paciente y renovado hacia la plena unidad, la intensificación de las iniciativas comunes y la colaboración entre todos los discípulos del Señor con vistas al bien común, son como luz brillante en una noche oscura, y una llamada a vivir también las diferencias en la caridad y en la mutua comprensión.
Pienso que el espíritu ecuménico adquiere un valor ejemplar, incluso fuera de los límites visibles de la comunidad eclesial, y representa, para todos, una fuerte llamada a componer las divergencias, mediante el diálogo y la valorización de lo que une.
Esto impide también la instrumentalización y la manipulación de la fe, porque obliga a redescubrir las genuinas raíces, a comunicar, defender y propagar la verdad, en el respeto de la dignidad de todo ser humano, y con modos que trasparenten la presencia de ese amor y de aquella salvación, que se quiere difundir.
Se ofrece de este modo al mundo —que tiene necesidad urgente de ello— un convincente testimonio de que Cristo está vivo y operante, capaz de abrir siempre nuevas vías de reconciliación entre las naciones, las civilizaciones y las religiones. Se confirma y se hace creíble que Dios es amor y misericordia.
Pido armonizar los conflictos que desgarran la vida civil y producen divisiones difíciles de sanar.
También quiero destacar la fe de vuestro pueblo y doy  gracias porque vuestra fe ha conferido al país su identidad peculiar y la ha hecho mensajera de Cristo entre las naciones.
Cristo es vuestra gloria, vuestra luz, el sol que os ha iluminado y dado una nueva vida, que os ha acompañado y sostenido, especialmente en los momentos de mayor prueba. Me inclino ante la misericordia del Señor, que ha querido que vuestro país se convirtiese y acogiese  el cristianismo como su religión, en un tiempo en el que todavía arreciaban las persecuciones.
La fe en Cristo no ha sido para este pueblo como un vestido que se puede poner o quitar en función de las circunstancias o conveniencias, sino una realidad constitutiva de su propia identidad, un don de gran valor que se debe recibir con alegría, y custodiar con atención y fortaleza, a precio de la misma vida. Que el Señor os siga bendiciendo.
                                                                                  Fernando


domingo, 10 de septiembre de 2017

Está entre nosotros

Aunque las palabras de Jesús, recogidas por Mateo, son de gran importancia para la vida de las comunidades cristianas, pocas veces atraen la atención de comentaristas y predicadores. Esta es la promesa de Jesús: "Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".
Jesús no está pensando en celebraciones masivas, como las de la plaza de San Pedro en Roma. Aunque solo sean dos o tres, allí está él en medio de ellos. No es necesario que esté presente la jerarquía; no hace falta que sean muchos los reunidos.
Lo importante es que "estén reunidos", no dispersos ni enfrentados: que no vivan descalificándose unos a otros. Lo decisivo es que se reúnan "en su nombre"; que escuchen su llamada, que vivan identificados con su proyecto del reino de Dios. Que Jesús sea el centro de su pequeño grupo.
Esta presencia viva y real de Jesús es la que ha de animar, guiar y sostener a las pequeñas comunidades de sus seguidores. Es Jesús quien ha de alentar su oración, sus celebraciones, proyectos y actividades. Esta presencia es el "secreto" de toda comunidad cristiana viva.
Los cristianos no podemos reunirnos hoy en nuestros grupos y comunidades de cualquier manera: por costumbre, por inercia o para cumplir unas obligaciones religiosas. Seremos muchos o, tal vez, pocos. Pero lo importante es que nos reunamos en su nombre, atraídos por su persona y por su proyecto de hacer un mundo más humano.
Hemos de reavivar la conciencia de que somos comunidades de Jesús. Nos reunimos para escuchar su Evangelio, para mantener vivo su recuerdo, para contagiarnos de su Espíritu, para acoger en nosotros su alegría y su paz, para anunciar su Buena Noticia.
El futuro de la fe cristiana entre nosotros dependerá en buena parte de lo que hagamos los cristianos en nuestras comunidades concretas las próximas décadas. No basta lo que pueda hacer el Papa Francisco en el Vaticano. Tampoco podemos poner nuestra esperanza en el puñado de sacerdotes que puedan ordenarse los próximos años. Nuestra única esperanza es Jesucristo.
Somos nosotros los que hemos de centrar nuestras comunidades cristianas en la persona de Jesús como la única fuerza capaz de regenerar nuestra fe gastada y rutinaria. El único capaz de atraer a los hombres y mujeres de hoy. El único capaz de engendrar una fe nueva en estos tiempos de incredulidad. La renovación de las instancias centrales de la Iglesia es urgente. Los decretos de reformas, necesarios. Pero nada tan decisivo como volver con radicalidad a Jesucristo.

23 Tiempo ordinario – A
(Mateo 18,15-20)
10 de septiembre 2017

sábado, 9 de septiembre de 2017

Razones para vivir

¿Conoces la leyenda del niño que se encuentra un huevo de águila y lo pone con los de las gallinas?
Lo que ocurrió es que nació el aguilucho y se crio entre pollos.
Cuando un día miró con admiración cómo volaba un águila sus compañeros los polluelos le dijeron “no sueñes, volar no es para ti”. Y nunca voló, porque nunca lo intentó.
Hay gente que hace de la vida un sin sentido, marchando desamparado y encontrándose existencialmente huérfano.Y hay gente cuya vida cobra sentido al hacer de la misma una aspiración a no renunciar a nada, como nos enseñó Ortega y Gasset.
Hay mucha gente que va por la vida en busca de sí misma; de un mundo interior que dé sentido a su vida. Gente que percibe que hay algo detrás, que le desconcierta, le inquieta, le preocupa y le interpela. Gente con sed de trascendencia que, al plantearse el encuentro sincero consigo mismo, detectan un vacío que es necesario llenar.
Si me preguntas ¿Cómo afrontar el sentido de la vida? te respondo con otra pregunta:
¿Aceptas comportarte como águila que se resigna a ser gallina?
La actitud que decidas adoptar en tu vida tiene mucho que ver con el hecho de que no te conformes con vivir, sino que comprendas que necesitas razones para vivir.
Si me preguntas ¿Cuáles son las razones para vivir? te diré:

¡Las tuyas, las que quieras! Lo importante es tenerlas.
Alejandro Córdoba

viernes, 8 de septiembre de 2017

FRASES DE SAN AGUSTÍN

Entra en tu casa para habitarte a ti mismo. Y deja entrar a Dios
para ser habitado por él (In Ps. 131, 12).

Estás en Dios, porque Dios te contiene. Dios está en ti,
porque has sido hecho su templo (In. Joan. 48,10).

Dios empieza a habitar en ti cuando tú empiezas a amarle a él.
Ama, pues, cada vez más a tu habitador
para que, habitando en ti más perfectamente,
Él te lleve a la plenitud de la perfección (In epist. Joan. 8, 12).

Dios, contigo, no es más. Tú, sin él, eres menos.
Súmate, pues, a él, no te restes. Si te acercas a él,
te rehaces. Si te apartas de él, te deshaces (In Joan. 11, 5).

Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti (Conf. 1, 1,1).

Puesto que estamos de paso en el mundo, hagamos
obras que no pasen, a fin de que, cuando hayamos
pasado del todo y llegado al término del que
no se pasa, volvamos a encontrarnos con ellas (Serm. 111, 2).

De nada sirve la confesión de los labios si no va
acompañada de las profesión del corazón (Serm. 365).

Si quieres seguir a Dios, deja que él tome la iniciativa.
No trates de que él se haga tu seguidor (In Ps. 124, 9)

Dios no te ama por lo que eres, sino por lo que
Él quieres que seas. En tanto tiene misericordia de ti
en cuanto, odiándote como eres, quiere hacerte mejor (Serm. 9,9).

¿De qué sirve la señal de la cruz sobre la frente
cuando esa misma señal no se hace en el corazón?
Dios no quiere pintores de sus signos, sino
“hacedores” de ellos. (In ps. 50, 1).

No es difícil escuchar a Cristo, alabar
su Evangelio o aclamar al predicador. Otra
cosa es seguir a Cristo hasta el final, oír la voz del
Buen Pastor y ser parte de su rebaño (In Joan. 45, 13).

Confiesa a Dios con tus palabras, diciendo la verdad
y con tus obras, viviendo en rectitud (Serm. 143, 13).

La búsqueda de Dios es la búsqueda de la felicidad.
y el encuentro con Dios es la felicidad misma (De mor. Eccl.cath. 11, 18).

Donde están la fe, la esperanza y la caridad, allí
tiene Dios su retrato (In ps. 48,2,11).

¿Quieres saber qué clase de persona eres? Pon
a prueba tu amor. ¿Amas las cosas terrenas?
eres tierra. ¿Amas a Dios? No tengas miedo
en decirlo: eres Dios (In epist. Joan, 2, 2,14).